Luego de ingresar al Brasil por Argentina pedaleé por el Estado de Paraná hasta llegar a Francisco Beltraõ, ciudad donde fui recibido por mis amigos Geovane y Paula. Con ellos aprendí algunas cosas sobre la gastronomía del sur, su música y me hicieron saborear el mejor chimia con pan. Disfruté mucho y pasé muy bien en la ciudad de Beltraõ, pero el viaje debió seguir, así que después empaqué mis cosas, prepararé las alforjas y salí rumbo a la ciudad de Dois Vizinhos, lugar donde mi amigo Paulo y familia me esperaban. La ruta fue bastante dificultosa, ya que los caminos estaduales de Paraná no tienen banquinas y andar en bicicleta se vuelve peligroso y muy complicado.
Dois Vizinhos es una ciudad hermosa, está localizada en Paraná y se encuentra sobre un derrame basáltico antiguo, su economía es bien diversificada, pero predomina el sector agropecuario y especialmente la avicultura. Dois Vizinhos también es conocida como la “Capital Nacional do Franco”, siendo el municipio en Paraná que más produce aves por metro cuadrado.
Recibir el cariño de la gente
Ese día llegué muy tarde a Dois Vizinhos, estaba muy agotado física y emocionalmente, pero la familia de Paulo fue tan genial conmigo que me repuse rápidamente después de un buen descanso en una bendita cama. Por la mañana Alice, esposa de Paulo preparó un rico desayuno, luego rápidamente empezó a preparar el almuerzo llenando la mesa de comidas como ensaladas, pollos, fideos y el infaltable arroz con feichao. Realmente la comida del sur de Brasil es lo mejor que hay, disfruté muchísimo.
Para la noche y como despedida me prepararon un rico churrasco que acompañamos con un poco de cerveza, Paulo saco su acordeón, Silvio trajo su guitarra y me regalaron un repertorio de la músicas del sur, pero además no faltaron en la lista la música paraguaya como La Galopera y otras canciones de la conocida cantautora paraguaya-brasileña; Perla.
En el fondo de mi corazón sentía un gran privilegio por estar ahí en ese momento y sentir tanto cariño. En un momento Paulo se acercó a mi y me dijo: toda la familia te queremos mucho, te acompañamos y te apoyamos en tu desafío de viajar, obviamente no pude responder ni agradecer y sencillamente me puse llorar.
El otro día cuando me preparaba para salir, Alice vio que mi camisa estaba arrugada, así que se puso a planchar y me dijo: voce tem que viajar bem bonitinho. Realmente el cariño y los buenos deseos de la familia de Paulo me repusieron y me fortalecieron emocionalmente, llevo guardado a cada uno de ellos en mi corazón. Muchas gracias por todo Paulo, Alice, Guinho, Miriam, Angela, Silvio, Angela, Lara, Alice (la pequeñita), Willian y Patrick.
El viaje siguió por el Paraná
En los siguientes días pedaleé por Paraná cruzando ciudades y pueblos como: Veré, Itapejara, Pato Branco, Mariapolis, Clevelândia y Palmas.
En compañía del intendente de Pato Branco, Robson Cantu y el diputado Castro Neto
En cada uno de estos pueblos que crucé pude hacer muchos amigos, disfrutar de la gastronomía, la naturaleza y escuchar las mejores anécdotas de vida de cada persona que conocí.
Conversar con autoridades
Incluso en Pato Branco, ciudad de casi 100.000 habitantes tuve la oportunidad de cruzarme con el intendente y un diputado nacional, a quienes pude reclamar la falta de banquinas en las rutas, pero a la vez felicité por la buena infraestructura de la hermosa ciudad de Pato Branco.
Me tocó viajar gran parte de la ruta 280 de Paraná, a veces encontraba hostales para dormir, otra vez me tocó quedarme la noche en la ruta, estaciones de servicios, campo abierto e incluso casa abandonada.
En la próxima nota te voy a contar cómo crucé el Parque Eólico en Paraná hasta la ruta 153, lugar donde tomé un desvío y entré al Estado de Santa Catarina.