Pedalear hasta Floripa, reencontrarme con amigos, trabajar y disfrutar de las playas.

Hermosa playa de Canasvieiras, Santa Catarina

Florianópolis es la capital del Estado de Santa Catarina y es el destino preferido de muchos paraguayos en Brasil, la isla está rodeada de paisajes naturales, centenas de playas, mucho sol, arena blanca y aguas calidas. La ciudad de encuentra al este del estado de Santa Catarina y es considerada la segunda capital brasileña con el mejor índice de desarrollo humano, después de Brasilia.

Puente Hercílio Luz de Floripa.

Ese día al llegar a Floripa, pude disfrutar del histórico Puente Hercílio Luz que ese día estaba peatonal. Este puente colgante es de acero y es el más grande de Brasil, con 821 metros y fue abierto en 1926, pero había quedado cerrado por 38 años, siendo reabierto recientemente en el año 2019, además fue declarado como patrimonio histórico, artístico y arquitectónico de esta ciudad. Así que aproveché ese día y me quedé un buen tiempo pedaleando y conversando con la gente que estaba en el lugar.

Reencontrarme con amigos.

Mi amiga Daniela me esperaba hace días en el barrio Canasvieiras de Floripa, lugar donde ya había marcado como punto de albergue con anterioridad, así que puse fecha de llegada y salí pedaleando un sábado bien temprano, desde las playas de Garopaba directo al norte de la isla donde me instalé por más de 10 días.

Además de Daniela, en el lugar estaban Duda, Itiel y Maisa, al llegar nada más cayó una torrencial lluvia, recuerdo que ese día estaba realmente agotado, me tocó pedalear más de 100 kilómetros por la ruta BR 101. Ya era de noche, así que nos fuimos a comprar algunas cosas para la cena y Daniela se encargó de la cocina preparando una rica cena de bienvenida, que obviamente acompañamos con una copa de vino, en realidad fueron más de una copa, pero esa es otra historia.

Esa misma noche también llegó otro amigo que no veía hace tiempo, así que aprovechamos para ponernos al día sobre las noticias en Paraguay y luego nos pusimos a conversar largamente sobre la vida, mi viaje y las religiones afrobrasileñas y en especial sobre el candomblé, los Orishas y la importancia de la espiritualidad en la vida.

Disfrutar de la playa.

El día siguiente salió el sol y salimos a disfrutar de la playa, el sol y el agua, ambiente ideal para esas largas charlas positivas sobre la vida, además, hablar sobre mis interminables anécdotas de viaje en bicicleta, mientras disfrutábamos de un rico mate bien paraguayo sentado en esa hermosa arena blanca de la playa.

Ponerse al día con el trabajo.

Venía de una larga semana pedaleando desde la sierra catarinense y debía ponerme al día con los trabajos, así que puse manos a las obras y empecé a trabajar mientras disfrutaba de una hermosa vista y un agradable ruido del mar.

También aproveché los pocos días sin lluvia para disfrutar de otras playas y lugares en la Isla, pero los días pasaron volando, y yo debía seguir mi camino, así que llegó de nuevo la hora de ponerme triste, despedirme y una vez más hechar un poco lagrimas mientras pedaleaba hacia un destino incierto y sin saber todavía dónde me va alcanzar la noche.

Próxima nota:
Surfear en bicicleta las mejores playas de Santa Catarina y llegar a Curitiba.