¡Miren quien ha salido de las sombras! Mario Abdo Benítez, o “Marito” para los amigos, y aparentemente, también para algunos opositores que han decidido darle una calurosa bienvenida de vuelta a la escena política. En un giro digno de una telenovela, su reaparición ha desatado un torbellino de emociones, tanto dentro como fuera del Partido Colorado. Parece que mientras algunos afinan sus tacones para practicar la polca colorada como Kathya González y Rafael Filizzola, otros prefieren afilar sus lenguas. Después de todo, si algo sabemos en Paraguay es que la política es el espectáculo favorito de todos.
Primero, tenemos al siempre sereno Beto Ovelar, quien con la sabiduría de un anciano chamán nos recuerda que en la política paraguaya, no existen las sorpresas. Su frase “político kue ha pejaikuaáva kue ndaipóri” se grabará en nuestras mentes junto a otras grandes perlas de la política nacional. Pero eso no es todo, porque Dionisio Amarilla, como todo buen político que ha leído su Biblia, no perdió tiempo en etiquetar a Marito como un “fariseo”. ?¡Nada como un toque de moralismo para animar el debate!
Y qué decir de Kathya González, quien en lugar de una discusión política, parece estar protagonizando un drama romántico. “Si no nos une el amor, que nos una el espanto”, suspira, coqueteando con la idea de una alianza con los abdistas. ¿Quién iba a pensar que Marito tenía ese efecto de cupido en la oposición?
En esta ópera política no podía faltar el senador Rafael Filizzola, quien parece haber sido flechado por el carisma de Marito. Tanto es así que me hace pensar que quiere ser el jefe de campaña del adbismo. ¡Rafa, no sabíamos que tenías una “vocación democrática” tan apasionada! Quizás, solo quizás, el Partido Colorado tiene un nuevo cupido que no conocíamos.
Pero no podemos olvidar a los periodistas del grupo Zuccolillo y Vierci, quienes ya han comenzado a pontificar a Marito como el líder que le faltaba a la oposición, o mejor aún, como el equilibrio de poder que tanto necesita el país. Y claro, si no estás con Marito, según ellos, estás con el mismísimo Satán. ¡Que confortante saber que el periodismo imparcial sigue vivo!
Por supuesto, no todos están listos para subirse a este tren del amor político. La senadora Yolanda Paredes, siempre cauta, prefiere “tomar todo esto con pinzas”, como quien evalúa un perfume antes de decidir si realmente es de su agrado. Y luego está Esperanza Martínez, quien, con su acostumbrada prudencia, no se deja llevar por la emoción y recuerda que Abdo no es tan diferente a su “hermano” Cartes.
Lo que está claro es que la oposición, en lugar de concentrarse en construir un proyecto político sólido y coherente, parece más ansiosa por lanzarse en los brazos de quienquiera que les ofrezca una pista de baile. Marito puede que ya no aspire a la presidencia, pero eso no ha impedido que algunos se apresuren en cantarle loas, olvidando convenientemente sus raíces en el círculo íntimo de Stroessner.
Así que aquí estamos, espectadores en un circo político donde algunos opositores parecen más ansiosos por conseguir un lugar en la pista de baile que por liderar una verdadera oposición. Marito ha vuelto, y la polca colorada suena más fuerte que nunca. ¡Que siga el baile!